Después del fiasco del viaje a Barcelona, estaba tan deprimida que necesitaba despejarme y el plan de ir al Museo del ferrocarril me vino de perlas. Hacía tiempo que quería visitarlo y es un lugar de lo más recomendable, aun cuando no vayas con un entusiasta de los trenes, como fue mi caso, porque todo está muy bien explicado en los carteles.El propio edificio, la vieja estación de Delicias (la
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